Este pasado martes
fue un día especial, diferente si se quiere, porque con la realización de las
asambleas clausura 2018 y apertura 2019 se reinauguro la casa del deporte de la
ciudad de San Carlos.
Aquel temporal
tristemente recordado para San Carlos donde decenas de personas sufrieron
muchísimo con perdidas parciales o totales de sus pertenencias, la casa del
Deporte no fue ajena a esa situación, la voladura de su techo, hizo a que
quedara destrozada casi en su totalidad.
Había que
restaurarla, la tarea no era nada sencilla porque eso tenía un costo y había
que reunirse con ello. Todos tienen sus problemas porque surgen a diario, pero
sinceramente no vimos demasiado interés en hacer algo por parte de los que
están involucrados en el futbol. Se podría decir deporte en general. Porque la
casa no es exclusiva del futbol. Por eso se llama del Deporte, ese fue el fin
de su creación. Con el fin de darle “un techo” a todos los deportes. Las
autoridades tenían que ir apoyando y colaborando por etapas, eso está más que
claro, como también somos sabedores de que las prioridades eran otras y más que
entendibles, cuantos vecinos se habían quedado sin sus techos. Pasado el tiempo
se comenzó a través de Liga Mayor de Maldonado con diferentes dirigentes de
turno. Ejemplo Carlos Correa y Carlos Lemos,
a tratar de que se pudiera
restaurar, todo lleva su tiempo eso lo tenemos bastante claro, hasta que
después de un tiempo de idas y venidas empezó a desandarse el camino, el
municipio de San Carlos realizo una importante colaboración y empezaron las
obras, allí también neutrales actuales de la liga colaboraron con mano de obra más
la excelente tarea del presidente de Nacional Jorge Portela que se le pidió su
colaboración para un poco ser el nexo entre la organización y las obras para
que las mismas funcionaran como tal, tarea nada sencilla, sin luz y sin agua
todo se hacía más que dificultoso. Llevo su tiempo y llevo su costo, además al
no haber dinero disponible y con necesidad de ello, un deportista dijo “que
continúen las obras, el dinero que falta yo lo presto y cuando puedan me lo
devuelven” y así fue y hoy la vemos de nuevo en su hermoso estado como debe de
ser.
Las nuevas
generaciones talvez ni sepan cómo se llevó a tener esta casa e incluso el
panteón del deportista, algunos de nosotros que ya somos más grandes conocemos
esa historia, y hay que respetarla y no mirar para el costado, fue un gran
esfuerzo de un grupo de deportistas y la gran colaboración de la población para
lograr eso, en su momento solo dos ciudades contaban con una casa del deporte,
además de esta estaba la de Paysandú, hoy hay alguna más. Creo que es nuestra
obligación cuidarla, mantenerla y sobretodo respetar a los que hicieron posible
esto que es patrimonio del deporte carolino y departamental.
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