29 dic 2012

UNA SANA COSTUMBRE.

Es habitual en nosotros que al final de cada año enviemos unos mensajes de felicitaciones y de buenos deseos a nuestros allegados. Es habitual emborracharnos con los colegas y juntos escuchar las canciones de siempre: “Feliz Navidad bla bla bla bla…” y “Próspero Año bla bla bla…” Esta vez opto por unas reflexiones, unas reflexiones que cada uno de nosotros debería de hacer como balance de lo que haya hecho durante todo este año, para que además, nos sirvieran para mejorar nuestros comportamientos y nuestros resultados. En el fondo el ser humano es como una empresa.


Probablemente estas reflexiones serán compartidas por algunas personas pero, ya que cada persona es un mundo, espero que también sean discrepadas. El dos mil doce, habrá sido un año de aciertos y desacierto para algunos, habrá sido un año que otros echarán de menos, un año que otros se alegrarán de haber acabado por las perturbaciones que haya tenido su vida. El dos mil doce será igualmente un año de aciertos y de errores pero en todo caso será un año en el que lloverá y saldrá el sol.

Durante el dos mil doce, han pasado muchas cosas que si me detengo a explicarlas acabaría todas las tintas de los bolígrafos del mundo. El próximo año nos esperan grandes desafíos, desafíos que debemos afrontar con cordura, con sentido común, dejando de lado las improvisaciones, dejando de dar pasos ciclópeos en el precipicio. ¡Señores! No por correr vamos a llegar antes. Más vale ir a paso lento pero seguro. Que no nos pueda la ansiedad de querer aparentar ser grandes sin antes limpiar el fango en el que pataleamos.

Que el próximo año tengamos un mejor modo de vida; que mejoremos los servicios caóticos educativos que llevan a muchos jóvenes al declive; que mejoremos el sistema sanitario que tenemos; en definitiva, que intentemos empezar a funcionar como país dejando de invadir los carriles de los demás. Echemos una mirada sincera a tantos recién nacidos recluidos en las salas de maternidad de nuestros hospitales como si fueran culpables de los infortunios de sus progenitores.

En este nuevo año, ojalá tuviéramos la bondad de no seguir borrando la historia de nuestras ciudades en el intento de abrazar un modernismo arquitectónico caduco, con mucho bla, bla, pero poco concreto.

Recemos porque este año nuevo tengamos un país serio, Como amante de la fe católica , deseo que el Niño Jesús aterrice en Maldonado, para que por fin consigamos que seamos mas unidos, que pregone la verdadera amistad entre todos, que dejemos de palabrerías baratas, cuantos mensajes de amor y felicidad se plantean en estas fechas, pero una gran parte(no se cuanta, pero si se que es bastante) que es “costumbrismo”, pero no con sentimiento, sino no pasaría lo que acontece año tras año, que al otro día “te sacan el cuero”.

No es nada fácil, no es nada sencillo, de eso estoy mas que seguro, pero también soy un convencido de que no se puede bajar los brazos, “estamos rodeados, pero no vencidos”, a no bajar la guardia, mire que si bien es cierto que son muchos, no son invencibles, esta en nosotros fortalecernos, unirnos y luego vendrán solos los resultados. Siempre existieron y nunca ganaron, ¿por qué pensar que ahora pueden lograrlo? .

Cuando llega fin de año, pensamos en todas las metas y objetivos que nos planteamos al inicio del periodo lectivo; las vivencias, las sonrisas compartidas, los sueños cumplidos y los que aun quedan por concretar. Es tiempo de balances, de crear un puente entre lo planeado y lo alcanzado, entre aquello que nos permitió ser mejores personas y lo que nos queda por trabajar todavía

Les deseo, pues, de todo corazón, felicidad y paz en estos días. Y les ruego
que hagan extensivos mis parabienes a todos sus familiares y amigos. Para todos, un abrazo cordial, y mis mejores y más auténticos votos para un próspero año nuevo.

Salud, paz y felicidad para todos.

DERLIS TECHERA DE LEON.

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