O como cuando un accidente vascular lo dejó sin habla. ¡Justo a él para quien hablar era tan importante! ¡Justo a él que se ganaba la vida con la palabra! Tuvo que aprender a hablar de vuelta y lo hizo. Siguió adelante con su profesión.
Su vida siempre fue así. Basta recordar por qué se volvió comentarista. De niño, pasó meses en cama por una enfermedad y miraba por la ventana los partidos de los otros niños. Así descubrió su profesión.
Era abogado y un gran comentarista. Pero sobre todas las cosas era un hombre muy bueno. El primero en preocuparse por la enfermedad de un semejante. En llamar para interesarse cuando se atravesaba un mal momento. Ese era Ariel. A su esposa Marta y a sus hijos Andrea y Santiago el abrazo fuerte de los integrantes de Ovación. (Silvia Pérez Diario El País).
Para nosotros es una gran perdida, un gran comentarista y excelente trato cada vez que nos encontrábamos, siempre nos contaba alguna anécdota, principalmente de su Tacuarembo natal, pero para los de nuestra edad siempre era reconfortable escucharlo, debido a su forma de expresarse y la corrección cuando se tenia que distinguir a un futbolista, dirigente,etc., o cuando se tenia que discrepar. En el mundo actual, donde la mayoría de los relatores y comentaristas se distinguen por decir en su mayoría estupideces o dirigirse a los actores con apodos, que muchos de ellos no saben ni siquiera el reglamento, se podrá imaginar amigo lector como se va a extrañar. QUE DESCANSE EN PAZ ARIEL…
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